sábado, 6 de diciembre de 2008

PATRIMONIO HISTÓRICO

En puridad, el término de -patrimonio- debería utilizarse siempre acompañado del adjetivo -histórico-, tal y como lo consagra la legislación española, o -cultural-, que aunque aparente lo contrario, es un calificativo más reducido que el anterior. También podría hablarse, como sinónimo, de -bien cultural-, término acuñado por la Comisión Franceschini (1964-66) en Italia y que en España sólo adquiere parcialmente categoría jurídica en la Ley de Patrimonio Histórico Español de 1985.

Aquí utilizaremos más a menudo el escueto término de -patrimonio-, en la seguridad de que se entenderá que con él se alude a todas las manifestaciones o conjuntos de manifestaciones, materiales e inmateriales, que definen la personalidad geohistórica de un pueblo o colectivo humano.

El concepto de patrimonio es, además de extenso, a veces demasiado vago, ya que desde sus orígnes se ha ido transformando constantemente. Su definición es compleja porque engloba, a su vez, dos términos difíciles de definir: patrimonio y cultura. El primero pertenece a una categoría económica y jurídica de larga tradición histórica que alude a la transmisión de bienes por parte de nuestros antepasados. Por su parte, cultural es todo el sistema de creencias, ideas y valores que comparte una comunidad. Leídos conjuntamente, -patrimonio- y -cultura-, suponen una selección y una jerarquización de modos culturales que hoy nos valen pero que mañana puede q nosotros mismos, como colectivo, no reconozcamos como tales. En definitiva, si esto ocurre es porque el patrimonio es una creación socio-cultural, no es natural ni tienen entidad propia, sino que varía temporal y geográficamente en tanto que se trata de una convención que elaboran los hombres.
Una vez aceptada la acepción sociológica como la principal del patrimonio, ha de hablarse de otro de sus valores: el identificativo. Ese valor simbólico está directamente relacionado con la representación de la identidad, siendo para ello necesario que se produzca previamente, en torno a él, una interpretación, mitificación o sacralización que dé sentido a esa identidad.


Toro de Osborne

Para algunos autores, el origen del concepto de patrimonio se encuentra, idealmente, en los mismos orígenes de la Humanidad, pues es entonces cuando surge la idea de trascendencia, de la continuidad y de la transmisión de conocimientos y de valores. Ahora bien, sus testimonios palpables serían, en el mundo occidental, tres instituciones cuyo origen sí podemos fechar en el tiempo: el museo, la biblioteca y el monumento. Por ello, de la misma menera que hay unanimidad a la hora de considerar a estas instituciones como las creadoras de la idea de patrimonio cultural -por su interés por la conservación y el coleccionismo de los testimonios del pasado de una comunidad-, la hay también sobre el hecho de que el actual concepto de patrimonio se ha gestado en los dos últimos siglos, coincidiendo con nuestra idea de la -modernidad-. Los motivos: a partir de la Ilustración se inicia, por un lado, el proceso de ampliación espacio-temporal de la cultura: por otro, el valor patrimonial alcanza una cierta proyección social.

Biblioteca Nacional de Bosnia

A finales del siglo XVIII comienza a difundirse en Europa la idea del patrimonio como riqueza colectiva y aparecen las primeras iniciativas públicas para el desarrollo de las Bellas Artes y de conservación del patrimonio a través de las Academias, los Museos y las normativas. En el siglo XIX y propiciado por el movimiento romántico, aparece una nueva idea: la de ligar el patrimonio con la identidad, todo ello en relación con la creación o el engrandecimiento de los estados nacionales. A finales del siglo XIX, el patrimonio había quedado ligado profundamente a los monumentos históricos, artísticos y, sobre todo, nacionales, aunque tiende a aparecer ya otra acepción, la de bien cultural en general, que amplía el concepto no sólo a los restos relacionados con los procesos históricos sino a cualquier otra manifestación del pasado de los hombres. De resultas de ello, una modesta fragua será vista, por vez primera, como un bien digno de conservación. Se paa de la idea de -monumento- a la de -bien cultura-. El proceso culmina en el siglo XX y consiste en la patrimonialización total de la cultura como consecuencia de la búsqueda, en el pasado representado por el patrimonio, de una identidad en parte destruida por los nuevos métodos de producción y por la degradación del entorno tradicional, además de por otros fenómenos, trágicos y puntuales, como las dos grandes guerras mundiales. Según Giddens, fue la pérdida de referentes espaciales y temporales la que hizo necesaria una vinculación con el pasado que permitiera a la sociedad su identificación como grupo. El pasado se constituyó así, en las sociedades desarrolladas, en una forma de identificación, al mismo tiempo que resultaba una manera de reaccionar ante la pérdidade la continuidad cultural. A partir de este momento se tomaría conciencia oficial de la importancia de su párdida (La UNESCO y sus convenciones, como la de La Haya de 1954, abogaron ya por la protección de los "bienes culturales" en caso de conflicto bélico).

En paralelo, el concepto de patrimonio seguía por entonces tendiendo hacia la universalización. Se vió en iniciativas que comenzaron con la citada Comisión Franceschini y culminaron con la ampliación del patrimonio en otras muchas direcciones, como la no material. Este proceso no se ha cerrado aún, como se reflejó en el tema escogida para la 21ª Conferencia General y 22ª Asamblea General del ICOM, programadas para 2007 en Viena, bajo el lema de: -Los Museos y el Patrimonio Universal-.

En definitiva, el concepto de patrimonio se ha visto ampliado extraordinariamente; tanto, que hoy ha de hablarse de una -patrimonialización- de toda la cultura.
Los cambios sociales, políticos y económicos del último siglo e inicios del actual se han traducido en la incorporación de nuevos elementos al concepto del patrimonio. Debemos tener en cuenta, sin embargo, que la mayoría de estas tendencias no son otra cosa que la continuación de las ya existentes; sólo unas pocas son verdaderamente novedosas y producto de los nuevos tiempos. Se trata de las siguientes:

* Para empezar, se pasado de considerar el patrimonio como un bien eminentemente restringido a las élites intelectuales y cultivadas -por centrarse en el monumento, en la obra de arte...- a tenerlo como expresión de la cultura popular y de las técnicas tradicionales, por lo que puede hablarse de una tendencia a su -democratización-.

* Por otra parte, dos tendencias aparentemente contrapuestas, como son la globalización y la localización, se disputan hoy en día la ampliación del concepto de patrimonio. En cualquier caso, se separan del concepto "nacionalista" que caracterizó al patrimonio desde el siglo XIX y a lo largo de la primera mitad del siglo XX. Han traído consigo tanto la homogeneización de la cultura como su efecto contrario, la diferenciación cultural, así como diversos grados de hibridación cultural, por que algunos prefieren aludir a este fenómeno con el término de -globalización-.

Como consecuencia direct de la globalización del patrimonio y de la cultura en general, se observa una tendencia hacia hacia la -desterritorialización- de éste, en el sentido de hacer posible que las relaciones del individuo con su entorno vayan más allá de los límites de un territorio concreto.

* Los valores asociados a expresiones orales y efímeras se han añadido a los valores del patrimonio tradicional de tipo material, por lo que en éste se respira hoy un cierto -espíritu inmaterial-.
* A los poderes públicos que tradicionalmente se han ocupado de la protección e incentivación del patrimonio, se añaden hoy algunas iniciativas particulares, locales o internacionales a favor de éste. Este fenómeno es un reflejo, ciertamente aún muy débil, de la sensibilización y de la -participación ciudadana- en relación con el patrimonio.

* La -patrimonialización de la Naturaleza- es también fruto de la modernidad y un fenómeno que ha siguido una evolución similar a la del patrimonio cultural. La intervención en el medio natural no puede separarse de la creación cultural, por lo que no es de extrañar que hayan coincidido finalmente los intereses en la defensa de ambos tipos de patrimonio.

* Por último, al ser el patrimonio considerado una parte del debate social y político, los ciudadanos se sienten legitimados a opinar sobre él y a intervenir en su conservación por lo que se está dando una cierta -politización- del mismo. Este hecho se plasma en la creación de movimientos asociacionistas de defensa del patrimonio, en general de carácter local.

No hay comentarios:

EL TIEMPO, GRAN ESCULTOR.

La erosión debida a los elementos y a la brutalidad de los hombres se unen para crear una apariencia sin igual que recuerda a un bloque de piedra debastado por las olas. Alguna de estas modificaciones son sublimes y añaden una belleza involuntaria, asomada a los avatares de la historia, debida a los efectos de las causas naturales y del tiempo. La Victoria de Samotracia es ahora menos mujer y más viento de mar y cielo...